Con motivo de la conmemoración del Día Nacional del Derecho a la Identidad, el ciclo radial Circo Urbano entrevistó a Delia Giovanola, una de las fundadoras de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, quién recordó en la entrevista cuando visitó la región en el pasado.
El 16 de octubre de 1976, su hijo fue secuestrado por la dictadura junto con su mujer embarazada de ocho meses, y ella tuvo que adoptar a su nieta Virginia, dejada atrás en su cuna. Tras 35 años de búsqueda conjunta, Delia perdió a su nieta ante la frustración de la búsqueda infructuosa de los padres y su hermano, quién terminaría presentándose ante Abuelas en busca de su identidad en 2015.
Durante la entrevista recordó como en marzo de aquel año “había ido a El Calafate a dar unas chalas con Vicky Montenegro: una nieta y una abuela hablado sobre la conquista de derechos, que nos recibió la senadora Ana Ianni como si fuéramos amigos”, comenzó su relato la Fundadora.
Continuó explicando como entregó, a los miembros de la organización, un Pañuelo de Abuelas: “después de la charla también le entregué uno al Padre Lito, que fue encantador con nosotras, pero no me dijo nada. Al día siguiente cuando vino al hotel, que me trajo un ramo de olivo, me dijo: –Delia, vos vas a encontrar a tu nieto–, y me contó cómo en la Misa de Ramos ese día bendijo el pañuelo junto al cáliz y la hostia, –vas a encontrar a tu nieto porque Virginia estuvo danzando con los arcángeles”, contó que le aseguró el cura.
“Por supuesto que yo le agradecí emocionada el gesto, pero no creí nada de lo que me decía porque para mi era tan sólo un buen deseo que él tenía, pero fue realidad” –aseguró Delia–, “ese mismo 30 de marzo que me entregó el ramo, ese día Martín, mi nieto, se presentó en Abuelas en busca de su identidad, llevando su documento y diciendo que estaba casi seguro de ser uno de los nietos”.
Delia recibió la noticia el 5 de noviembre de aquel año: “nosotras no nos enteramos cuando la gente se presenta con dudas de su identidad, nos enteramos cuando se coteja la sangre y se analiza el ADN, cuando eso da resultado. En el caso de Martín tardaron ocho meses, desde marzo a noviembre, porque se estaba mudando el Banco Nacional de Datos Genéticos”, continuó explicando.
“El vive en Miami, y se sacó sangre en el consulado ante la presencia de los empleados del allí: le sacaron su gota de sangre y esa gota vino al país por cartera diplomática, pero él se presentó el 30 marzo, aquel día de la misa”, finalizó Giovanola, riéndose de que cuando hablaron la primera vez lo llamó Martín, sin importarle cuál fuera el nombre al que él respondía.